Seminario "Amanecer en el abismo"

Seminario "Amanecer en el abismo"

Os voy a contar una historia con “serendipity”. Por si no lo sabes, este concepto proviene de una antigua leyenda Persa que se desarrolla en Serendip, lo que ahora sería Sri Lanka. La historia describe los avatares de tres príncipes que se preparan para suceder a su padre en el trono. No sólo consiguen sobrevivir, sino que sacan partido inesperado a situaciones que prometían ser absolutas calamidades. La ciencia utiliza este término cuando hace referencia a los descubrimientos o inventos casuales e imprevisibles que se han dado a lo largo de la historia. Describe una especie de lucidez extrema y accidental, sobre todo accidental, capaz de convertir un contratiempo o una adversidad en un logro inédito. Serendepity es lo que pasó en el “Seminario” que organizamos con Cáritas en el módulo de esta prisión.

A lo largo de mi carrera profesional, sobre todo en los últimos 10 años, he combinado mi trabajo con la docencia y con la participación como ponente y organizador en muchos congresos. He compartido mi experiencia sobre marketing turístico y digital en todo tipo de formatos, tanto en España como en el extranjero, especialmente en Latinoamérica. Lo he hecho para audiencias grandes y pequeñas, de telonero y de protagonista, sentado, de pié, en mesa redonda, con atril y sin él. Con focos y pantallas o a capela. Lo he hecho tanto en universidades de prestigio u hoteles de renombre como en el pequeño aula de un Instituto en Quito o en una mina perdida en el Perú andino. Sin embargo, nunca hubiera sido capaz de imaginar que también lo iba a terminar haciendo en la cárcel en la que pagaba mi condena. Exponer tus ideas, tus mensajes o tu historia ante una audiencia expectante es un desafío emocionante y para mi se convirtió pronto en algo adictivo. Tanto fue así, que los últimos dos años anteriores a mi ingreso en prisión, me di cuenta de que tenía que replegar las velas para concentrarme más en la trinchera, en mi trabajo, porque de hecho, si algo de bueno tienen mis ponencias, es precisamente que hablan de eso, de experiencia en la trinchera. Cuando entré en prisión, supe que era una de las cosas que echaría en falta, pero el destino siempre tiene mucha más fantasía que nosotros, sobre todo cuando estamos dispuestos a conquistarlo.

Para contaros esta historia, es imprescindible que os presente a Victoria, una trabajadora social de Cáritas que se deja ver mucho por aquí. Se encarga de atender aquellas problemáticas a las que la trabajadora social del módulo no alcanza, a pesar de que os aseguro que se desvive por llegar a todo. Victoria se encarga sobre todo de los presos que han dejado familia fuera en condiciones difíciles o de extrema necesidad. Un buen día, Victoria, que a veces se apoya en mí para identificar a los internos que más puedan necesitar su ayuda, vino con un propósito distinto. En esta ocasión, cambió de tercio y me introdujo una idea que le rondaba por la cabeza hacía tiempo y que, aunque estaba en pañales, me pareció súper ilusionante. Me pedía ayuda para montar un “curso especial”, en el macro de un programa que lidera Caritas llamado “Renacer”. El objetivo principal era "mejorar la perspectiva de futuro de los presos”, pero Victoria quería hacer algo “diferente”, crear un formato más práctico y original que los cursos que se venían dando y que, además, fuera impartido en parte por internos con un perfil particular y que pudieran poner en valor sus habilidades.

Esa misma tarde, ya en la celda, me puse a conceptualizar ideas, posibles ponentes, objetivos del congreso, contenidos y formato de las charlas etc. Recuerdo sentirme como si estuviera conquistando un territorio nuevo, una nueva parcela de libertad, como plantando una nueva bandera en el corazón de esta derrota, con los colores vivos de Amanecer en el Abismo ¡Sí!, así es como lo íbamos a llamar “Amanecer en el Abismo”. Me invadió la sensación de que ese seminario en el que empezábamos a trabajar, suponía además de un desafío, una nueva oportunidad y tenía suficientes ingredientes como para ser la semilla de algo más grande. Y aún con esta audiencia, enclenque y convicta y un con un contexto carcelario deprimente, me invadió la seguridad de que aquel iba a ser uno de los eventos más motivadores en los que pudiera participar en toda mi vida.

Las peculiaridades de este curso no sólo se encuentran en el lugar donde se realiza, también en su concepción y formato. Esta es más o menos la ficha que en un papel de libreta le pasé a Victoria unos días después de su propuesta y después de “negociar” con los ponentes su predisposición (inmejorable) y sus contenidos.

Nombre del evento: Seminario “Amanecer en el Abismo ”

Misión: Mejorar la perspectiva de cárcel y de futuro de los internos

Duración: Jornadas intensivas de 4h durante 10 viernes consecutivos. (40 horas).

Objetivos:

  • Potenciar la creencia de que la cárcel les puede fortalecer y puede llegar a ser una oportunidad

  • Hacerles sentir más capaces. Empoderarles.

  • Inspirarles.

  • Reforzar la confianza en sí mismos.

  • Dotar a los alumnos de habilidades y actitud para el emprendimiento.

  • Descubrirles la importancia de tener buenos hábitos.

  • Enseñarles técnicas de autocontrol y meditación.

  • Ayudarles a adoptar un pensamiento positivo y original.

Ponentes:

Antonio. C (os hablé de él en el capítulo ”7 actos para un juramento hipocrático en la cárcel”).

Cirujano y hombre de mundo.

Ponencia: “Cómo conseguir más energía, mayor longevidad y mejor sexo a través de la alimentación”. Una historia didáctica y práctica sobre aquellos hábitos alimenticios que nos pueden ayudar a tener una vida más saludable siendo amables con el medio ambiente.

Taller: “ponle métrica a tu energía”. Conoceremos nuestra necesidad óptima de energía diaria en función nuestro peso, complexión y esfuerzo y aprenderemos a medirla y conseguirla con los recursos que tengamos a nuestro alcance.

Ricardo. M (Os hablé de él en el capítulo “Un hacker sin vocación”)

Matemático y Músico.

Ponencia: El principio de incertidumbre.

Una aproximación al lado más asombroso de los números. Una explicación científica, pero también abracadabrante, acerca de cómo solucionar y entender problemas vitales a través de las matemáticas. El amor, el infinito o la incertidumbre desde un prisma científico.

Vidmantas Z (os hablé de él en el capítulo “Mi buda en el talego” )

Ingeniero de caminos, boxeador, experto en meditación y ex-soldado.

Ponencia: "En búsqueda de la energía y de tu luz interior”

Un castellano deficiente no será un obstáculo para que la luz y la energía de este Lituano fuerte, esbelto y de rostro angelical te inunde. Vidmantas demostrará con ejemplos prácticos como para él aún no se han levantado los muros que puedan cautivar su mente. Estoicismo, meditación y amor en estado puro y totalmente accionable.

Taller mindfulness: Vidmantas impartirá un taller sobre meditación, atención plena y estilo de vida Zen.

Isaac Vidal (un servidor)

Consultor internacional, marketero y Blogger.

Ponencia: “Para una aventura, un plan”

Cómo reunir valor y capacidad para salir de la zona de confort o para gestionar un golpe de la vida. Elegir una aventura que nos haga sentir vivos y trazar un plan que nos guíe y aliente para conquistar nuestro destinto. Isaac nos hablará de alguno de los relatos de su blog Amanecer en el Abismo, especialmente de las estrategias y principios para vencer la adversidad.

Taller Fénix: Isaac Impartirá un taller de emprendimiento usando la metodología Business Model Canvas.

-Cierre del Seminario-

Una mezcla de pasmo e ilusión fue lo que poseyó a Victoria tras leer el exótico programa propuesto. ¿Qué necesitáis y cuando empezamos?, acertó a decir. El equipo técnico del módulo también acogió con entusiasmo la iniciativa facilitando al máximo su ejecución.

Para los talleres pedí folios A3, post-its de colores y rotuladores. Reservamos el aula grande del módulo todos los viernes por la mañana de las siguientes semanas. Diseñamos unos carteles con el programa, aunque no hubieran hecho falta porque nuestro seminario pronto se convirtió en la noticia más viral de nuestro singular twitter, el patio. El número de inscripciones fue un verdadero problema, ya que no contábamos con tanto interés. Tuvimos que hacer una selección y la promesa de que pronto haríamos más ediciones. Hicimos una primera selección por riguroso orden de inscripción.

Aunque soy el último del programa, me piden que sea yo quien abra fuego. El aula donde impartimos el curso está bien, es algo infantil porque recuerda a la de un colegio público, salvo por las sillas que son de plástico. Los tengo frente a mí, guardan un silencio inesperado, su mirada hambrienta me deja claro que cuento con toda su atención. Examino la clase antes de empezar y escribo en la pizarra y en mayúsculas el título de mi ponencia “PARA UNA AVENTURA, UN PLAN”. El perfil de la audiencia es tan heterogéneo como irrepetible; la formación de sus miembros, su estrato social, su origen, su indumentaria, el tamaño de sus condenas o sus crímenes, pero a todos les une un denominador común: el entusiasmo, el deseo de aprender, de ser mejor, de cambiar las cosas y de encender la hoguera en esta casa desolada. Esto me motiva poderosamente.

Me pregunto algo que siempre me pregunto antes de empezar una clase o una ponencia. ¿Qué esperarán oír?¿Cómo se imaginarán mi intervención? Seguro que andan pensando,  ¿qué será eso de la “aventura y el plan”?. Siento una responsabilidad muy parecida a la que podría sentir en una ponencia ante una audiencia de ejecutivos modélicos trajeados. Aquí no hay marca personal que posicionar, tampoco proyector, ni estrado, ni butacas cómodas y, la verdad, nada de eso echo en falta para darlo todo. Contándome a mí, somos 31 variopintos seres humanos a los que nos une la sombría hermandad que supone estar en la cárcel. Está claro que ninguno de nosotros está en su mejor momento. Toca arremangarse. Vamos a ver si conseguimos olvidarnos de donde estamos. Ya os he comentado que cuando estaba fuera, una de las cosas que más me gustaba era la mentorización a emprendedores. Entonces, a pesar de mi conocido optimismo, a menudo me veía obligado a contener su entusiasmo y a aterrizar sus ideas, apelando a la sensatez y sobretodo la lógica del mercado. Sin embargo, en esta ocasión, tengo que hacer todo lo contrario, pongo todo mi empeño en que despeguen, en que cojan altura, en que les invada el entusiasmo. Eso es lo que hace falta aquí, luego ya me encargaré de organizar y buscar viabilidad a las ideas.

Dicen que los primeros minutos de una ponencia marcarán el resto y yo decido empezar por el corazón. Antes de meterme de lleno en la planificación, me desnudo, les hablo de mi historia, de mi descalabro, pero también de mi resiliencia y de lo que significa. Contra todo pronóstico, les hablo de la libertad, de la libertad que nos deja la adversidad para poder elegir. La libertad de encontrar esperanza y posibilidades de transformación, aún cuando todo va como el culo. Lo hago con ejemplos vividos en primera persona, muchos de ellos expuestos en este blog. Les intento dejar claro que el ser humano es lo bastante sofisticado y complejo como para que se le reduzca sencillamente a su adversidad, a su derrota más dura. Esta historia de cárcel que nos está tocando atravesar, formará indudablemente una parte de nuestra biografía, pero no tiene ni mucho menos que suponer un final infeliz. Quiero que perciban la soberanía y la responsabilidad sobre sus decisiones para sorprender a todos y llegar a un lugar distinto al que presuponen los que nos tratan como víctimas irremediables. Que si nuestra suerte está echada, que si va a ser difícil retomar el vuelo, que a ver como salimos de esta, que a perro flaco todos son pulgas… Gritémosles juntos, ¡a tomar por culo hombre, a tomar por culo!.

Se parten de risa. Me gustaría que pudierais ver cómo se iluminan sus caras, como resplandecen. La esperanza despierta, quieren más, su interés persiste y yo también quiero más, mi motivación persiste, ahora estamos listos para continuar.

Vamos a trabajar sobre cinco proyectos que hemos seleccionado entre 15 propuestas diferentes en función de cómo las han defendido sus promotores. Les he pedido que voten al proyecto que les genere más confianza y en el que invertirían. Lo que vendría siendo una primera ronda de inversión en versión humilde. Los seleccionados son:

  • Una empresa de construcción.

  • Un Pub con música en directo.

  • Una “grow shop”

  • Un vivero de aguacates.

  • Una tienda de mascotas.

He formado equipos de 6 en torno a los 5 promotores y desde ahora líderes de cada equipo. He aprovechado para hablarles un poco del liderazgo como elemento crucial de cualquier proyecto, sobre todo de la determinación, de predicar con el ejemplo, de la importancia y de asumir responsabilidades. Ahora toca hablarles del “Business Model Canvas” de Alexander Osterwalder y para hacerlo, nada mejor que un ejemplo, después les tocará a ellos. Es el comienzo para poner en marcha el plan sobre el que vamos a trabajar:

LienzoCanvasespanol.jpg

Como hace frío, dispongo los equipos apretados en el centro de la clase. Los veo excitados, haciendo preguntas y defendiendo ideas. Miro esa imagen y en su conjunto bien podría ser un hormiguero en el que hubieran esparcido endorfinas. Me siento dichoso porque durante ese rato, la atmósfera carcelaria se ha disuelto por completo. Aquí sólo hay energía creativa, ilusión y post-its de colores por todos los lados. Esto bien podría ser una de las cimas de mi aventura carcelaria. Me siento afortunado por tener otra misión para los próximos meses, otra asunto que me mantenga despierto y ocupado, que consiga hacerme sentir útil y sobre todo que me recuerde quien soy. En gran medida, en eso consiste la lucha contra la adversidad.

formula_superacion.png

Estoy deseando ver el resto de ponencias de este peculiar seminario. A los otros ponentes ya les conocéis de anteriores capítulos, no me diréis que sus clases no prometen. Además, también tienen experiencia como profesores y, por lo que veo, se han preparado sus contenidos con mucho afán e ilusión, por lo que estoy seguro de que no van a dejar a los alumnos indiferentes. Quien sabe si algún día hagamos algo parecido ahí fuera, con esencia carcelaria pero en libertad, siempre hay algo que aprender de los que consiguen escapar de sus cadenas.

La prueba del algodón

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Un huerto en el abismo

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