La buena lucha

La buena lucha

Cómo decía en mi anterior post, un plan es lo que me guía para superar esta privación de libertad. Llevo toda mi vida profesional diseñando y ejecutando planes de marketing, ahora tocaba aprovechar esa experiencia en planificación para aplicarlo a mi propia vida en esta situación tan adversa. El plan, como cualquier plan, persigue una serie de objetivos y se desliza, en este caso, a través de 9 estrategias sustentadas en 10 principios. Iré ilustrando la ejecución de este plan, a todo color, con mis experiencias en prisión. Nada de un plan teórico. Hablo de un plan en marcha, a quemarropa y desde la trinchera.

10 principios para un plan

1.Consistencia:

"Walk the talk”. Lo que vendría a decir que estos principios son bazofia sino actuamos con arreglo a ellos. Ser consistentes con nuestros propios principios implica a menudo elegir el camino más difícil, el camino del dolor y del sufrimiento (no pain, no gain). Alinear estas tres dimensiones: nuestra forma de pensar, de ser y de actuar. Ser consistente con lo que queremos y orientar nuestras acciones en esa dirección. Primero, responder con honestidad,
responsabilidad y calma que queremos ser de verdad (no que quieren los demás que seamos) y después apuntar con todas nuestras armas a ese objetivo. No importa donde estés, si en la cárcel o en un palacio, si nadas en la abundancia o te ahogas en la escasez. No importa la dificultad. No importa que jamás lo hayas hecho. Nunca es tarde y la recompensa es infinita. Desarrollaré este principio con ejemplos en sucesivos posts.

2. Optimismo:

La vida es maravillosa. Ningún pesimista inventó o innovó. Ningún pesimista conquistó tierras nuevas o traspasó los límites de lo establecido. Sin duda, el optimismo irreal se puede convertir en un foco de frustraciones y es importante partir de la realidad. Y sí, yo escribo desde una celda. Lo que es un hecho, es que el pesimismo dificulta explorar el lugar donde pasan las cosas importantes, ese espacio inquietante y apasionante a la vez que empieza más allá de la zona de confort. Estando aquí dentro, tal vez por puro contraste y escasez, he llegado a percibir la vida como algo bello y prometedor y he encontrado en detalles, que antes me parecían insignificantes, un valor incalculable. Identificar pensamientos negativos y bloquearlos o vacunarme contra personas tóxicas y ladrones de energía ha sido algo que he intentado siempre, pero que he perfeccionado en la cárcel. Te descubriré cómo.

3. Afecto:

Lo peor de este trance, la carencia de los tuyos. El avituallamiento más importante para resistir y cruzar la meta, su amor. Una buena amiga y compañera de trabajo cuando mentorizaba en Lanzadera el proyecto Vivood y que, como tantos otros, me apoya, ilumina y alienta durante esta “larga noche", me mandó un libro que ya había leído y que es obligado si te dedicas o has dedicado a la estrategia: “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo. En su primera página, mi amiga me escribió un párrafo del libro a modo de dedicatoria, que me estremeció y que cuenta una enorme verdad “la fortaleza más grande que un príncipe puede poseer es el afecto de su gente”. En este blog contaré cómo utilizo las oportunidades de dar y recibir afecto, tanto con otros internos como con mi familia y amigos. Contaré como diseño paquetes emocionales y los transfiero a través de mensajes, cargados siempre de energía positiva. Os adentraré en el racionado y fugaz mundo de las comunicaciones carcelarias en forma de llamadas de 5 minutos, los locutorios o “cristales" y los
vis a vis. Y como las cartas me han permitido alcanzar una intimidad emocional con mis seres queridos, que tal vez no hubiera alcanzado si no fuera porque los muros de esta prisión se anteponen entre nosotros.

4. Resistencia:

Estoy teniendo que "tirar" mucho de este recurso aquí dentro. Estar en prisión requiere resistencia. Cada logro en la vida requiere resistencia, capacidad de soportar el dolor y el sufrimiento. Soy corredor de fondo (y sigo siéndolo en prisión) y también hago pesca submarina (infinitomar.blogspot.com). Ambas disciplinas requieren una enorme resistencia. Conozco la lucha que supone seguir corriendo cuando todo el cuerpo te exige que pares y he trabajado la
concentración que se necesita para gestionar la apnea en profundidad. La resistencia empieza con una lucha ("la buena lucha”) contigo mismo, como un auto-desafío. Sin embargo, ese es sólo el primer paso, no basta con recitarte la arenga de “tú puedes chaval”. La resistencia crece si se ejercita, se trabaja, se prepara. Inconcebible acabar un maratón o descender sin oxígeno 25 metros de profundidad sin una lucha previa. Cómo dice Ray Dalio “The satisfaction of success does not come from achieving your goals, but from struggling well".

5. Autoestima:

Me refiero a la autoestima que no impide ser humilde. Hablo de la autoestima que nos ofrece seguridad en nosotros mismos y sensación de capacidad sin prepotencia. Hablo de la autoestima que protege nuestra dignidad. “Possunt quia posse videntur" (pueden porque creen que pueden)
decía Virgilio, un poeta de la corte de Augusto, en referencia a la importancia de autoconvencernos de nuestra capacidad. Os aseguro que verte en prisión es un espejo
que no siempre te devuelve la mejor imagen de ti. Sin embargo, he aprendido que sólo en las situaciones más complicadas puede aflorar nuestra dimensión más heroica y como ese hallazgo puede cambiar la visión de nosotros mismos y de nuestras capacidades.

6. Humildad:

En mi perfil de Twitter (@isaacvs) elegí una frase que aún perdura y que coloqué en tan visible lugar para que me sirviera de recordatorio y como autoexigencia.
“Stay hungry, stay foolish..."(permanece hambriento, permanece alocado…), la famosa frase con la que Steve Jobs cerró su discurso en una graduación de Stanford. Es importante que mantengamos nuestra mente abierta, con “hambre” por conocer, curiosidad y cierta sensación de ignorancia. Para ello, es imprescindible un ejercicio titánico: silenciar nuestros prejuicios. Los prejuicios provocan, a lo largo de nuestra vida, una insondable pérdida de oportunidades de aprendizaje y verdad. En prisión he aprendido (y sigo haciéndolo) de personas que aparentemente no tenían nada que ofrecer y que me han dado (y siguen haciéndolo) lecciones de humildad hasta hacerme sentir idiota. En sucesivos posts os contaré algún ejemplo.

7. Indulgencia:

Mandela decía: “El resentimiento es como beber veneno y esperar que este mate a tus enemigos”. Creo firmemente en esta idea. Reconozco que tengo que hacer un gran esfuerzo para no sentir odio hacia todo lo que me ha llevado a esta situación. Mantener a raya la sensación de rabia y resentimiento es uno de los desafíos con los que más he tenido y aún tengo que luchar. Sin embargo, siempre he albergado la convicción de que estos sentimientos, lejos de llevarme a ninguna parte, sólo consumen mi energía, intoxican mi ánimo y me desconcentran de lo verdaderamente importante. Reconozco, eso sí, que en las escasas veces que me siento muy débil y vulnerable, abro la caja de Pandora y dejo que aparezca el “Gremlin” que llevo dentro, sobre todo para despertar mi ánimo y volver a reunir fuerzas, aunque sea a base de una intensa furia. Una vez la adrenalina ha hecho su efecto, me sacudo la rabia como un perro las pulgas y vuelvo a avanzar sereno. NO DEJES QUE EL ODIO SEA EL MOTOR DE TU AVENTURA. En esta vida, escoger el camino más difícil a menudo nos entrega los mejores resultados. (3)

8. Coraje :

El verdadero coraje para mi tiene que tener tres características:

1. Asumir responsabilidades.

Estoy en la cárcel, supuestamente abatido. Percibo la preocupación de la gente que he dejado fuera y siento la responsabilidad de tranquilizarlos, de aliviarles y de minimizar su angustia. Una vez lo consigo, se me presenta una responsabilidad aún más importante, la de cumplir con creces mis promesas de superación y resiliencia para no fallarles y ser coherente con mi exhibición de templanza y fortaleza. Todo parte del sentido de responsabilidad.

2. No evitar el dolor para conseguir las metas.

Elegir el camino difícil. Lo fácil es quejarse, abandonar y rogar que pase el tiempo. Lamentarme y sucumbir a esta dura situación mitigando el dolor con pastillas, televisión y horas
vacías de patio. Dejar que el peso de los muros caiga sobre mis sueños y acojonarme ante un futuro de exconvicto que podría ser sombrío. Lo difícil es plantar batalla, echarle un pulso a la desesperanza y a la soledad, rechinar los dientes, respirar hondo, apretar los puños....pero siempre encontrar la voluntad para seguir adelante. Y duele, duele mucho y cada vez que duele me animo y me digo: “Isaac, sigue, no hay cima que se haya conquistado sin dolor”. Conectado con el principio de indulgencia, hay que reconocer que perdonar exige tomar el camino difícil y requiere valor.

3. Reunir valor para reconocer la cruda realidad y nuestras debilidades.

“Converso con el hombre que siempre va conmigo”, dice Antonio Machado en su poema "Retrato".

Son muchas las horas de celda y soledad. En concreto, 16 de las 24 horas que tiene el día. Esas horas de soledad son una oportunidad para la introspección y la meditación. He sondeado las fosas abisales de mi propio ser, donde jamás había llegado y allí he hallado algún tesoro escondido, pero también inquietantes cantidades de basura. Conocerte mejor, medir tus miedos y debilidades con realismo es la única manera de hacerles frente y para hacerlo no basta únicamente con encontrar tiempo para reunirse contigo mismo, sino que hay, además, que reunir valor para interrogarte en profundidad sin evitar preguntas incómodas.

9. Contribución:

Abraham Lincoln dijo: “Cuando hago el bien me siento bien, cuando hago el mal me siento mal”. Esta idea sencilla idea representa para mi a lo que Jesucristo se refería cuando hablaba de cielo e infierno.

No se exactamente cuándo fue, pero en un momento dado pasé de preguntarme "¿Por qué a mí?” A preguntarme, “¿Por qué no a mi?”. Te explico: En la cárcel hay una cantidad enorme de tristeza, desesperanza y angustia. La privación de libertad, por lo general se ceba con personas débiles, con vidas desestructuradas y sin atisbo de futuro. Poder aportar un poco de luz en ese abismo puede llegar a ser un privilegio. Impactar de una forma positiva en esas vidas es algo
verdaderamente satisfactorio. Por si fuera poco, atender las heridas de los demás hace que nos olvidemos de las nuestras.

Instalar en tu vida la idea de entregar parte de ti y comprometerte en ayudar a personas o colectivos es algo que te hará más feliz con SEGURIDAD.

Ojo, pienso sinceramente que en ello no existe mérito, incluso se podría entender como un acto adictivo y egoísta de la pura satisfacción que ofrece.

10. Determinación.

Javier Jiménez, gran amigo mío y director de uno de los mejores proyectos formativos en los que he dado clase, el Master en Dirección de Hoteles, eligió como eslogan de su marca académica una sencilla pero elocuente frase: “si haces cosas, pasan cosas”. Esta idea evocaba con eficacia la idea de que el único camino para la transformación es la acción. Poseer la habilidad de ejecutar lo que se planifica es la diferencia entre el éxito y el fracaso de cualquier idea y, sin duda, esa habilidad se nutre entre otras cosas de determinación. Tres ideas que te ayudarán a mejorar tu determinación:

  • Roma no se construyó en un día.

  • ¿Cuántas veces estás dispuesto a caerte y levantarte?, el número que contestes será correlativo a tu probabilidad de éxito.

  • No te rindas, no has llegado, pero, aunque no te lo parezca, cada vez estás más cerca.

Sobre los principios de cualquier plan vital

Para mí, los principios son las coordenadas de nuestra brújula vital. Son tan importantes porque condicionan el mapa de decisiones que configuran nuestra vida y nuestra forma de actuar.

Cada uno tiene su propia brújula y marca en ella, normalmente de forma inconsciente, las coordenadas que están más alineadas con sus creencias, con su experiencia, con su carácter y con su educación. Este sistema de orientación personalizado, está codificado y requiere de un esfuerzo de introspección para descifrarlo. Además, no está al alcance, yace en el fondo de nuestro océano interior. Es como la caja negra de un avión, que cuando se estrella conviene abrir y analizar para conocer las causas del siniestro y evitar futuros accidentes.

ZONA ACCIONABLE

Te propongo que hagas este ejercicio. Tómate tu tiempo. Yo he tardado los seis meses que llevo en prisión para completarlo y sigue en modo borrador.

  • Evalúa del 1 al 10 en qué medida tienes definidos tus principios.

  • A continuación, lista los que piensas que más se identifican contigo. Los que respondan a la pregunta ¿Quién quiero ser de verdad?

  • Escribe al lado algún comportamiento o decisión que hayas adoptado en tu vida alineado con ese principio.

  • Por último, escribe al lado algún comportamiento o decisión que hayas adoptado en tu vida desalineado con ese principio.

Luchar para salvar la diferencia o el “delta” que existe entre estas dos dimensiones es a lo que yo he llamado “la buena lucha”.

Yo he compartido contigo mi "buena lucha" en este post y te adelanto que me esfuerzo cada día en ser consistente con ella, pero, por supuesto, no siempre lo consigo. La “buena lucha" es una actitud constante que espero me acompañe el resto de mi vida.

El rinoceronte atrapado

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Me sobran los motivos

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