13 Mantras para superar la cárcel

13 Mantras para superar la cárcel

“Soy de aquellos que sueñan con la libertad” - Dulcinea de Julio Iglesias

Me encanta el número 13, pero mientras titulaba este capítulo me ha asaltado la certeza de que no son 13, sino más, los mantras que me guían en esta etapa de mi vida. Aún así, una necesidad casi supersticiosa me ha obligado a compartirlo contigo sin darle más vueltas.

Entre los significados que he encontrado del término mantra, este es sin duda el que mejor aplica a este capítulo: "Repetición neurótica del sujeto para fijar o reforzar un pensamiento”. Eso es exactamente lo que yo intento hacer, atornillar a mi alma un estado mental que me ayude a superar la terrible situación que supone estar preso. Siguiendo este mapa mental me siento como un junco, me siento resiliente. Me invade la seguridad de que soy capaz de superar esta prueba. No digo que sea infalible, digo que a mi me funciona, me ayuda, me salva. De hecho, lo comparto con una mezcla de humildad y prudencia, advirtiendo y reconociendo que a veces no encuentro mantra, ni artilugio, ni credo que me apacigüe. Lo comparto también, que quede claro, porque compartir esta experiencia, estos hallazgos, estas equivocaciones si se quiere, supone para mí una parte esencial en este proceso de resiliencia. Ojalá te sirvan de algún modo.

1.Cultiva la libertad a diario

Tener en cuenta que escribo estas líneas desde una celda, así que, por favor, permitidme que empiece por aquí. Séneca, preguntado por un alumno acerca de la libertad, contestaba lo siguiente: 

“¿Preguntas qué es la libertad? La libertad es no temer a los hombres ni a los Dioses, no desear algo deshonesto o excesivo y tener el completo dominio de uno mismo.”

Os doy mi palabra, estando en la cárcel, a veces consigo una sensación de libertad nueva y adictiva. Una libertad que he ido descubriendo poco a poco y que os he intentado descubrir a través de estos capítulos. Hablo de la libertad que supone desprenderme del deseo de muchas cosas materiales que me tenían secuestrado. De la libertad que en una celda descubres cuando consigues silenciar las voces desesperadas y necias que anidan en tu interior, de la Libertad que te invade cada vez que consigues alinear mejor tu forma de pensar, de sentir y de actuar.

Concebimos erróneamente la libertad como un espacio en el que somos libres para hacer lo que queremos. Y la cárcel es un buen lugar para descubrir que ese espacio fuera de estos muros, donde todo es posible, también puede ser una emboscada. Tanto es así, que he colgado en la zona de anuncios del módulo y en la secretaría un cartel con letras grandes y de colores en el que se puede leer:

“La verdadera libertad está en tu cabeza y en tu corazón, no lo olvides”.

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2.Desenchufa el piloto automático.

La vida es lo que pasa entre estas dos ideas embaucadoras:

"Lo mejor está por llegar ” y "Cualquier tiempo pasado fue mejor "

Antes de entrar en prisión, vivía con el piloto automático constantemente activado, siempre proyectado en la siguiente etapa, en la siguiente cita, en la siguiente charla, en el siguiente viaje, en mañana, en la semana que viene… Cuando entré en prisión, todo se detuvo, sin embargo, me envolvió otro tipo de inercia, ésta mucho más doliente. Intentaba huir de la realidad que me envolvía y permanecía refugiado en mis recuerdos o en los anhelos de la vida en liberad. Cuando uno está en la cárcel, de lo que menos tiene ganas al principio, es de recrearse en el momento. Sin embargo, con el tiempo empiezas a aprender a hacer de la escasez virtud, a prestar atención y a dejarte sorprender por las cosas que tienes delante. Aprendes a prestar una atención nueva, más sensible. De pronto, ves la vida como un reloj de arena y tomas conciencia de que la vida es, sobre todo, la arena que se desliza, no la que ya ha caído o la que queda por caer y entonces te concentras, te ensimismas, te detienes en esa cascada incansable y arenosa en la que sucede la vida.

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3.La vas a encestar.

Tus expectativas sobre ti mismo condicionan tu éxito. ¿Habéis oído hablar del efecto Pigmalión? Según la mitología griega, Pigmalión, Rey de Chipre, buscó durante mucho tiempo a una mujer con la cual casarse, sin embargo, esta mujer tenía que ser perfecta. Al no hallarla, se puso a crear esculturas que alcanzaran su ideal de belleza. Finalmente, consiguió esculpir una figura tan bella que se enamoró perdidamente y la llamó Galatea. Una noche soñó que Afrodita la convertía en una persona de carne y hueso y, al despertar del sueño, Afrodita permanecía allí conmovida por el deseo extremo de Pigmalión y le dijo: 

“Mereces que se cumpla tu deseo, mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Ámala y defiéndela del mal”.

Cuando tenemos un propósito, tenemos que "amarlo y defenderlo”. Tener un propósito, convertirlo en expectativa, visualizarlo, escribir sobre él, vivirlo, acostarte y amanecer con él cada día te aproxima irremediablemente a él. Te convierte en un guerrero más competitivo en la lucha para alcanzarlo. Hemos de creer en nuestra posibilidad para conseguir lo que queremos, sino difícilmente lo conseguiremos.

Si vas a tirar a canasta y consigues que tu voz interior te hable con firmeza diciéndote “la vas a encestar, Ia vas a encestar, la vas a encestar…”, puede que no lo consigas, pero la probabilidad de éxito será, sin duda, mucho mayor que si no hubiera voz ni convicción. ¡Claro que puedo! No dejes de repetírtelo.

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4.La felicidad y la adversidad son vecinas.

No me he vuelto gilipollas, que llegue a ti la adversidad, en forma de enfermedad, de fracaso, de cárcel o en cualquier expresión, es una enorme putada. Pero hemos quedado que, una vez inmersos en ella, hemos de seguir adelante. En este camino, los pensamientos que nos acompañan, sobre todo en los primeros momentos de la derrota, van a ser cruciales. Tener la conciencia de que la adversidad ha sido el camino de muchos logros en la historia del hombre es, sin duda, un pensamiento alentador. Y en estas líneas, sin ir más lejos, tenéis un testimonio que lo acredita. La cárcel es algo que se puede vencer, incluso puede llegar a ser una experiencia enriquecedora, un acicate en el que encontrar ese “amor fati" del que hablaban los estoicos y que le otorga a la adversidad la potestad de enseñarte el verdadero camino. Una idea que nos demuestra que la adversidad es también aprendizaje y crecimiento. Deja de preguntarte ¿por qué a mi? y empieza a preguntarte ¿por qué no a mi? o ¿para qué a mi?. Sólo así encontrarás el sentido, a veces imposible, de lo que te ha pasado, solo así hallarás esa belleza escondida y adyacente a la adversidad.

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5.Llorar es de valientes.

Es posible que ante un desastre empresarial, un fracaso sentimental, la pérdida de una ser querido o cualquier otro tipo de “descalabro vital” nos invada cierta tendencia a aislarnos, albergando tal vez un reparo a exponernos como seres vulnerables. Entrarán en juego el orgullo, la vergüenza, la vanidad o un mecanismo algo inconsciente que protege nuestra dignidad. No saber mostrarse vulnerable y esconder a toda costa nuestro sufrimiento, nuestro fracaso o nuestra “mala suerte” puede terminar en un bloqueo que prolongue nuestro sufrimiento.

No tengas temor a mostrar tu fragilidad. No hablo de quejarse, hablo de pedir ayuda, de pedir perdón, de enrojecer, de llorar. Las personas confiamos más en aquellos que no tienen reparos en mostrar sus sentimientos, más aún si hablamos de la gente que te importa, en la que confías, la que está en tu red afectiva.

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6.Eres más fuerte de lo que piensas.

La auténtica resiliencia es conseguir que la adversidad despierte el héroe que todos llevamos dentro. La adversidad te descubre depósitos de energía que habitan en ti y que no conocías. La zona de confort es como un río sereno que nos arrastra sin que tengamos que hacer un esfuerzo excesivo. Una corriente que nos acuna serenamente hasta adormecernos. Sólo cuando llegan los rápidos, turbulentos e impredecibles, y nos sacude su fuerza arrolladora, nos damos cuenta de nuestra verdadera fuerza. Entonces no nos queda más remedio que despertarnos y remar con todo lo que dan nuestros brazos. Somos mucho más resistentes de lo que pensamos y la adversidad es una buena forma de descubrirlo, ni te imaginas hasta dónde puedes llegar.

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7.Se creativo, emprende y potencia tu imaginación

Creo que la creatividad y la imaginación son dos buenas maneras de rebelarse contra el destierro. Imaginando paisajes mientras corro en círculos, escribiendo estos relatos desde la cárcel, tocando la guitarra, dando clases, viajando a través de libros e historias de presos.

Cuando hablo de imaginar me refiero a proteger y alentar mi capacidad para soñar despierto. Recurrir a la imaginación para escapar de aquí. No es fácil, calentar tu interior con la imaginación cuando te hielas por dentro requiere entrenamiento. Ahora ya lo tengo casi dominado, pero al principio, antes de empezar este proceso, mi imaginación y la realidad siempre combatían a muerte en mi cabeza, retorciéndose como dos perros rabiosos que se despellejan.

Cuando me refiero a crear o emprender lo hago en el sentido amplio. Solo o acompañado, en grande o en pequeño, con una empresa, una ONG, un jersey de punto de cruz, un poema, un dibujo, no importa el qué, siempre que contenga una seña de identidad del yo más audaz y auténtico que llevamos dentro. Crear o emprender requiere mucha atención y nos desfocaliza del sufrimiento. Crear requiere voluntad y en algunos casos valor. Cuando lo conseguimos, siempre contribuye a darle sentido a nuestra vida y mejora nuestra autoestima.

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8.Vive la vida como un milagro

La adversidad me presentó al Dios de las pequeñas cosas. Lo conocí en la escasez, en la carencia, en la ausencia de los míos. Me lo encontré en los presos, en la desolación, en la lucha. Cuando te asedia la cárcel, el abanico de posibilidades de disfrutar se estrecha, prácticamente se cierra. Pero con un poco de fe y empeño, ese Dios de las pequeñas cosas aparece y consigue que te conformes felizmente con lo que antes te parecía irrelevante. Tu forma de ver la vida se acostumbra a la oscuridad, como unos ojos que vencen poco a poco la penumbra.

Nunca he entendido con precisión en qué consiste la teoría de la relatividad de Albert Einstein, ni por qué con ella consiguió su fama de sabio. Sin embargo, reconozco con claridad su inteligencia y su sensibilidad cuando sentencia:

“Sólo existen dos maneras de ver la vida: una es como si nada fuera un milagro y la otra como si todo fuera un milagro”.

Cuando ves la vida como un milagro, es más fácil aceptar lo que te pasa. Te sientes como una pequeña parte que fluye en un plan que el Universo anda tramando. Yo creo que se refiere a una perspectiva de la vida que en un capítulo anterior llamé “modo poesía”. Como dijo Ramón Campoamor: “Nada es verdad o mentira, todo es según el cristal con el que se mira”. El cristal desde el que yo miro ahora debe ser un cristal de alta sensibilidad a la belleza. Un cristal que no deja que se me escape una oportunidad para disfrutar de lo que tengo y me hace ver cosas aparentemente insulsas con una mezcla de asombro y aprecio.

Si amas la vida, si la aceptas, si agradeces, la vida te acaba amando, es así de sencillo.

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9.Aparta el resentimiento.

Deja que el Karma haga su trabajo. Confía en él.

Esta parte requiere entrenamiento y práctica. Para mí, ha sido la prueba más dura de este episodio sombrío de mi vida. Eliminar el resentimiento que trae consigo emociones como la ira, la rabia, la frustración o el odio; está siendo para mí el triunfo más digno, posiblemente la cima de mi aprendizaje en prisión. Hacerle caso a Mandela cuando dice "El resentimiento es como beber veneno y esperar que matará a tus enemigos”. Bueno, eso contando con que yo tenga enemigos, que tampoco es algo que tenga claro.

Lo promulga Jesús, Buda y cualquier iluminado que se precie. Para una vida plena es necesario saber perdonar. A mi me ayuda pensar que el Karma anda suelto por ahí, implacable y eternamente eficaz, devolviendo con equilibrio inexplicable sufrimiento o felicidad en función de lo que siembras. Uno de los regalos que me llevo de esta experiencia en prisión es haberme acercado a la meditación, un mundo fascinante que me ha ayudado a llenar de puro gozo horas de celda y cautiverio. Este proceso de aprendizaje y práctica ha pasado de ser un eje de mi estancia en prisión y me ha inculcado el sentido del Karma.

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10.Amor, amor, amor.

En su última carta, Marco, un amigo Italiano que ahora vive en Milán y con quien coincidí en mi vida profesional, me habla de un tal Chico Forti, un preso Italiano que llegó a ser campeón del Mundo de windsurf y que cumple cadena perpetua en una prisión de Miami desde el año 2000. Le condenaron por un asesinato del que él se declara inocente y en su reivindicación le acompaña una inmensa corriente de opinión que se apoya en las múltiples

inconsistencias del caso. Marco me describe admirado la actitud de este hombre tras tantos años de cárcel y con un futuro tan devastador. La frase que me destaca en su carta, extraída de una entrevista a este preso dice así: "La tua sopravvivenza è legata alla gente che ti vuole bene fuori” que significa “tu supervivencia está ligada a la gente que te quiere fuera”.

No puedo estar más de acuerdo con este hombre, pero añadiría que no sólo “con la gente que te quiere fuera”, si no también con los que están aquí dentro. El amor es el mecanismo de resistencia y protección más eficaz contra la adversidad, de eso no tengo ninguna duda. Amar y sentirme amado está siendo para mi el verdadero amanecer en el abismo. No hay energía más poderosa.

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11.Arrima el hombro.

Contribuye, comprométete.

Cuando hablo de amor, hablo también de abrir radicalmente tu corazón a lo que te rodea, no sólo a los tuyos. En la cárcel, ante tanta desolación y oscuridad, desde el primer día supe que lo poco que tuviera para ofrecer, lo tenía que compartir. Este propósito me ha salvado. Y a base de abrir el corazón, esta especie de misión iba cobrando sentido y yo me encontraba cada vez mejor. Lo dice San Juan de la Cruz y yo digo Amén: “Donde no haya amor, pon amor y encontrarás amor” y aquí, la mendicidad más dura es la de amor. Este es el aprendizaje más emocionante que me llevo de la cárcel y me siento muy agradecido porque, sin duda, he recibido infinitamente más de lo que he podido dar.

En la cárcel, hay una cantidad enorme de tristeza, desesperanza y angustia. La privación de por lo general, se ceba con personas débiles, con vidas desestructuradas y sin atisbo de futuro. Poder aportar un poco de luz en ese abismo puede llegar a ser un privilegio. Impactar de una forma positiva en esas vidas es algo verdaderamente satisfactorio, es algo que, sin ninguna duda, me aporta mucho más de lo que yo pueda dar. Y no tengas ninguna duda, atender las heridas de los demás hace que nos olvidemos de las nuestras.

Uno de los hombres que más admiro es San Francisco de Asís, entre otras cosas, por ideas tan inspiradoras como esta: “Recuerda que cuando abandones esta tierra, no podrás llevarte contigo nada de lo que has recibido, sólo lo que has dado.

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12.Cuida tu salud y tu aspecto.

Cuida tu cuerpo, es el continente de todo.

Mantener a salvo la autoestima es un principio básico para afrontar la vida y uno de los desafíos principales ante cualquier adversidad. Cuando nos sentimos vulnerables, puede decaer la motivación para cuidarnos. De hecho, uno de los síntomas de la depresión, es la dejadez y el abandono de nuestro cuidado físico. Protege y mima más que nunca tu imagen, hacerlo será un asidero más en tu proceso de lucha contra la adversidad.

Ya os hablé de Ana Amelia Barbosa, una brasileña de unos 50 años que tras sufrir un ictus cerebral a los 35, quedó tetrapléjica, pudiendo únicamente mover algunos músculos de su cara. Ana Amelia ha desarrollado una capacidad admirable para superar los obstáculos que le ha puesto la vida. Dedica la mayoría de su tiempo a enseñar a enfermos con parálisis cerebral con presentaciones de Power Point que ella diseña. Además, escribe, estudia y pinta con la ayuda de la tecnología y, sobre todo, con su voluntad y talento. No hay cosa que se proponga que no sea capaz de hacer. Una de las cosas que más me impactaron de su historia, es que lleva colgado del cuello una especie de tarjeta con las letras del abecedario para poderse comunicar señalando las letras. Amelia, que no ha dejado de ser presumida, en un acto de coquetería que me emociona, ha encargado tarjetas de distintos colores para que conjunten con su indumentaria. ¡Formidable!

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13.Nunca te pares.

En la cárcel aterra ver a la gente bloqueada, cubierta por un manto de desilusión. Gente que ha quedado inmóvil ante una situación que parece vencerlos.

Me gusta esta idea del sabio chino Lao Tse: “Todo gran viaje empieza con un primer paso”. Cuando la vida te ha sacudido fuerte, focalízate mucho en ese primer paso, porque cuesta mucho. Me estremezco al recordar lo que me costó ponerme en marcha mientras contemplaba como mis sueños flotaban panza arriba como peces muertos en un mar de desilusión.

Determinación para salir adelante siempre, pase lo que pase. Me encanta esa frase de Bertrand Russel: “Cuando un hombre sabe donde va, el mundo entero se aparta para darle paso”, representa muy bien la idea de determinación a la que me refiero. Hacer que las cosas pasen, andar el camino aunque sea a gatas, resistir al fin y al cabo. En la cárcel, en la enfermedad, en el fracaso, en la derrota, contra viento y marea; siempre adelante. Esta idea me lleva a la acción. Es mirar y desear la fruta madura en lo alto del árbol, pero, sobre todo, es sacudirlo con fuerza para que caiga al suelo. Es tan importante la larga lista de deseos y objetivos que cumplir como lista de actitudes y acciones que me permiten hacerlos realidad.

La cárcel llegó para limitar muchas cosas, pero no puedo pararme. He seguido formando, creando, imaginando y amando. Comprende el margen de maniobra que te han dejado y rebélate. Explótalo al máximo.

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*Ilustraciones realizadas por “Jumilla”, interno de Campos del Río y Artista tatuador.

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