Hasta Siempre

Hasta Siempre

“De la vida no quiero mucho, quiero apenas saber que intenté todo lo que quise, tuve todo lo que pude, amé lo que valía la pena y perdí apenas lo que nunca fue mío. - Pablo Neruda

Es hora de terminar esta travesía o, mejor dicho, este naufragio. Y, aunque aún no ha terminado definitivamente, si es cierto que ya diviso la orilla. Hoy cierro este cuaderno de náufrago, remojado y ya borroso, en el que quiero consignar mi gratitud, pues si no lo hiciera esta historia quedaría herida e inacabada.

Amigos, mientras escribo estas líneas vuelvo a recordar tantas muestras de apoyo y afecto y no puedo evitar que se me humedezcan los ojos de emoción, de gratitud y de alegría. Gracias a todos los que me habéis animado a seguir escribiendo, no por como lo hiciera, ni tan siquiera por lo que contaba, sino para mantener una corriente de comunicación y afecto estable y vigorosa, que se ha convertido en uno de los puntos de apoyo más robustos para este náufrago.

Gracias, como no, a los “constructores” de esta balsa de rescate. Sin ellos este blog no hubiera nacido.

Gracias, Mayte, en primer lugar, por soportar estoicamente esa lluvia de manuscritos ilegibles que tuviste que descifrar y pasar a Word. También por tu censura inteligente y sensible que sin duda me ha evitado más de un charco. Gracias, sobre todo, por tu amor y tu paciencia.

Gracias, Julián, porque has sido la verdadera hormiguita del proyecto, ¿qué no has hecho tu en esta empresa? configurar, transcribir, transmitir, responder, planificar, programar, enviar y no sigo por no aburrir.

Gracias, José Vicente, por tu exhaustividad, por tu precisión, por tu tiempo, por revisar minuciosamente cada línea, aniquilando faltas, erratas y algunos tacos.

Gracias, Ricardo, por darle imagen e identidad a esta idea, por cada ilustración, por cada pixel, por acompañarme con tu talento y tu generosidad en cada post.

Gracias, Arantxa, por tu pasión. Has sido el más fiero activista de este proyecto. Altavoz y músculo, corazón y abrazo.

Gracias infinitas a todas los que han puesto voz a mis relatos. Me habéis colmado y no sé como compensaros.

Gracias, Catherine, por esa sorpresa transformando el blog en un libro exquisitamente maquetado e inoculándome la idea de publicarlo.

Gracias, Gersón, por tu ayuda, tus consejos y tu trabajo, ayudándome y convirtiendo el libro publicado en el desafío creativo más importante de mi vida.

Y digo “hasta siempre” porque, a pesar de que este es el último capítulo de Amanecer en el Abismo, también es verdad que espero que perdure en el tiempo y que en un futuro me ayude a rememorar este episodio de mi vida, amargo y surrealista, con más sombras que luces y en el que sufrí y aprendí por igual. Una aventura de la que habéis formado una parte inolvidable y decisiva.

Gracias de nuevo, amigos, por iluminar mi camino en esta larga noche. Nos vemos ahí fuera.

Running en prisión

Running en prisión